¿Qué hacer si tu hijo/a está suspendiendo?

Ante esta situación, lo primero que habría que valorar es el motivo de los suspensos, estos motivos suelen ser: familiares, personales, emocionales o escolares.
- Familiar: hay determinados momentos en los que las familias experimentan situaciones de crisis por motivos de separación, muerte de algún familiar, llegada de un nuevo miembro a la familia, o simplemente, las rutinas del día a día de trabajo y las labores del hogar que no permiten dedicar el tiempo que los menores requieren ante sus estudios.
- Personal: es importante que los menores sepan quienes son y tengan una autoestima adecuada para su edad, ya que de esta manera no dudarán de sus capacidades y ante un posible reto (aprender un concepto nuevo, enfrentarse a su primer examen, superar exámenes de recuperación o tener que memorizar textos largos y complejos), sentirán que lo pueden resolver por sí mismos.
- Emocional: lo que más afecta suelen ser discusiones o rupturas con la pareja o los amigos, sentirse aislado en clase o cualquier miedo,inquietud o desmotivación que experimente el menor y que no le permite prestar atención y estar concentrado.
- Escolar: a lo largo del desarrollo del menor, pueden aparecer dificultades o trastornos que repercuten directamente en sus notas, tales como el déficit de atención, TDAH, trastornos del desarrollo, etc.
A su vez, pueden haber dificultades en el desarrollo de algunas capacidades como la comprensión lectora, el razonamiento lógico, cálculo y razonamiento matemático, concentración, memoria y/o falta de técnicas de estudio, que repercuten en los resultados del menor.
Ante la situación de que nuestro hijo esté suspendiendo, mientras buscamos el motivo de los suspensos, es necesario comenzar a planificar sus horas de estudio y generar una rutina. En esa planificación, es importante acordar con el menor en qué horario va a estudiar y va a hacer sus tareas, donde lo va a hacer, y qué va a hacer día a día. Es importante, que al final del día los padres supervisen si se han llevado a cabo las tareas y, en el caso de que el menor tenga una dificultad, ayudarlo para que pueda superarlas.
Una vez que se encuentra el motivo, es conveniente buscar una solución entre toda la familia, con la que el menor se sienta cómodo para resolver estas dificultades. En el caso, de que a nivel familiar no se encuentre una solución o no tengan las herramientas para resolver la dificultad que se está presentando, sería conveniente acudir a un especialista (psicólogo, orientador educativo, logopeda, etc.).