La mejor forma de crear un hábito de lectura es cuando los niños son pequeños y sus padres se encargan de leer los cuentos, ya que de esta forma el niño entiende la lectura como un juego más o cómo un punto de unión con sus padres. En esta etapa en la que el niño todavía no ha aprendido a leer, fomentar un hábito de lectura ayuda a generar vínculos entre padres e hijos, aumenta la capacidad creativa del niño y enriquece su vocabulario. 

Una vez que el niño/a empieza a leer, si no se ha generado este hábito de lectura, es conveniente fomentar o crear un hábito de lectura, ya que en esta etapa no sólo enriquecemos su imaginación y ampliamos su vocabulario, si no que favorecemos el desarrollo de la comprensión lectora, generamos nuevos conocimientos y a su vez resolvemos dudas, cuestiones o inquietudes sobre temas específicos que pueda tener el niño/a. 

Para desarrollar este hábito en esta etapa o en la adolescencia, es conveniente comenzar con libros que traten cuestiones que a ellos les llame la atención (pudiendo ser libros, cuentos, o temas que le apasionen; biología, astronomía…). 

 

Algunos menores presentan dificultades en este campo, normalmente son niños/as con déficit de atención, dislexia, trastornos por hiperactividad, problemas de sordera, etc. En estos casos, sería conveniente trabajar la comprensión lectora y la expresión oral con la ayuda de un profesional (logopeda y/o orientador educativo) que trabaje con el niño directamente y que sirva de guía para los padres.  

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